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Editorial Anagrama

Difícil oficio el de escritor. 
El novelista, por ejemplo, tiene que llegar a sentir un tema, tiene que urdir una trama y finalmente tiene que crear personajes y darles a cada uno su propia voz para que lleven de la mano al lector a través de la senda de la narración. 
En el caso de “Rewind”, el autor cumple con creces. Se agradece el minucioso esfuerzo empleado en moldear la historia, y esto hay que interpretarlo como el mayor signo de respeto que cabe hacia el lector. 
En mi caso, he lamentado que, en algunos pasajes, las costuras del vestido, los trucos del prestidigitador, resultaran demasiado evidentes y echaran a perder la magia hipnótica con la que el autor debe llevar a término su engaño. 
Por otro lado, me ha parecido que la novela cuenta con un tremendo potencial como guion cinematográfico, pero eso, dicho de una obra literaria, no sé si es bueno o es malo.